
Aaron Judge, de los Yankees de Nueva York, firma autógrafos para los fanáticos en el Complejo de la Serie Mundial de Pequeñas Ligas en Williamsport, Pensilvania | Foto: Tom E. Puskar
La Serie Mundial de Pequeñas Ligas reunió en Williamsport a la generación emergente de beisbolistas
Especial Antonio Castillo
Caracas.- Año tras año, a mediados de agosto, la atención se centra en Williamsport, una localidad de Pennsylvania, enclavada en el condado de Lycoming, que desde 1947 reúne a equipos y peloteros de Europa, Asia, Oceanía y América con un solo objetivo: darle rienda suelta a sueños deportivos que viajan a la par de batazos, lanzamientos y atrapadas.
Sueños de niños de ser grandes beisbolistas, tal es el caso de Cody Bellinger, Jurickson Profar, Michael Conforto, Jonathan Schoop, y más atrás Boog Powell, Rick Dempsey, Cartney Langford, Charlie Hayes y Gary Sheffield, entre muchos otros, quienes en su momento compartieron la experiencia de Williamsport y que con el correr de los años se transformaron en grandeligas, estrellas del “Big Show”.
En el presente 2024, la organización del evento ha sabido consolidarse con el apoyo de la MLB, que consecuentemente designa un partido del calendario para que se dispute en el Bowman Field.
En esta edición 77 del Clásico, se enfrentaron Tigres de Detroit y Yanquis de Nueva York, equipos que con todas sus estrellas hicieron delirar a los chiquillos y a sus familias, haciendo de Williamsport una auténtica fiesta.
“De niño soñaba con jugar en la Serie Mundial de Pequeñas Ligas”, dijo el manager de los Yanquis, Aaron Boone.
“Los niños quedaron impresionados por lo grande que eran Giancarlo (Stanton) y (Aaron) Judge”, dijo por su parte el campocorto de los neoyorquinos, Anthony Volpe.
“Me es difícil imaginar a esa edad poder pasar el rato con jugadores de Grandes Ligas”, comentó visiblemente impresionado el toletero de los “Mulos”, Giancarlo Stanton.
Pero sin dudas el que más acaparó la atención de los peloteritos fue el artillero Aaron Judge, quien a su vez se mostró impresionado por el talento y disposición de los jóvenes jugadores, al punto que les dejó unas palabras para que reflexionaran sobre su futuro.
“Sencillamente diviértanse y sigan trabajando. Disfruten estos momentos, van a pasar rápido. Aprovechen cada momento, pasen tiempo con sus amigos y sigan trabajando duro. Puede que estén ahora en la Serie Mundial de Pequeñas Ligas, pero puede que estén en la Serie Mundial en 20 años ¿quién sabe?
Evento excepcional
La Serie Mundial de Pequeñas Ligas fue creada por Carl Stotz, un promotor deportivo, y se juega en Williamsport desde hace 77 años y solo la pandemia del Covid-19 fue motivo para que no se llevara a cabo en 2020.
Es el máximo torneo de beisbol para niños de 11 a 12 años y se disputa entre 10 equipos de Estados Unidos y 10 más del resto del Mundo.
Por Estados Unidos compitieron novenas de Illinois, Nueva York, Pennsylvania, Dakota del Sur, Nevada, New Hampshire, Washington, Florida, Texas y Hawaii.
Por el resto del mundo estuvieron representantes de Asia-Pacífico (Taiwán), Australia (Sidney), Canadá (Surrey), del Caribe (Aruba), de Cuba (Villa Clara), Europa-Asia (República Checa), Japón (Tokio), México (Tamaulipas de Matamoros), Puerto Rico (Guayama) y de Latinoamérica (Cardenales de Lara).

Venezuela presente
Venezuela se ha llevado el título del clásico de las Pequeñas Ligas en par de ocasiones, en 1994 con el combinado de Coquivacoa, Maracaibo, y en 2000 con el equipo de Sierra Maestra, también de Maracaibo.
En ese año 1994, los zulianos Yusmeiro Petit y Guillermo Quiroz unieron esfuerzos para llevar al equipo venezolano al título. Años después jugaron juntos en las mayores con los Gigantes de San Francisco.
“Ahí yo era back up, segunda base, y no jugaba mucho. Una de las cosas que más recuerdo es el clima. Cuando uno no está acostumbrado a ese clima, es fuerte. Estábamos en Pennsylvania y veníamos de Maracaibo. Fue una cosa que nos marcó mucho. La ciudad de Williamsport es muy hermosa y uno revive esos momentos y le viene un poco de nostalgia. Cuando estaba allí no sabía la magnitud que era quedar campeón, porque era un niño, pero puede pasar mucho tiempo y esas son cosas que uno no puede olvidar. Lo recordaré toda la vida”, comentó Yusmeiro Petid.
Por su parte, Guillermo Quiroz era el catcher titular de Coquivacoa hace 30 años, y en consecuencia uno de los artífices del título.
“Al momento de quedar campeones mundiales sentí que estaba en la cima del mundo y uno apenas era un niño de 12 años”, afirmó Quiroz. “Que te entreguen ese banderín, ese título que dice campeón mundial, era lo que uno anhelaba”.