Andrés Espinoza Anchieta | Prensa LVBP
Caracas.- Una última oportunidad. Así lo visualiza Grégor Blanco. No solo de vestir el uniforme de los Tiburones de La Guaira, de saltar al terreno del Estadio Universitario de Caracas, en donde tantas alegrías vivió en su carrera, o de escuchar a la afición corear su nombre al ritmo de la samba, sino también como una ventana final para agradecer. Al club de sus amores, a la fiel fanaticada que siempre lo sostuvo en un pedestal y al beisbol venezolano.
El próximo jueves 21 de diciembre, en el parque de la UCV, los salados disputarán su desafío final contra los Cardenales de Lara en la presente ronda regular. Un duelo que, seguramente, tendrá serias implicaciones en las opciones clasificatorias de los dirigidos por Oswaldo Guillén. Todo eso, cuando menos por un momento, pasará a segundo plano, para poder ovacionar una vez más al «Tiburón Blanco» de Cúa.
«La verdad no tengo idea de cómo va a ser», aseguró Blanco este pasado miércoles. «Lo importante es estar ahí para rendirle un homenaje a mis compañeros, a los fanáticos, a la gerencia de La Guaira y a mi familia. El poder decir gracias por todo es lo que más anhelo de ese día».
El patrullero, que cumplirá 40 años de edad apenas tres días después de esa despedida, cerró su ciclo como pelotero profesional en los Estados Unidos en 2018, cuando disputó 68 encuentros con unos Gigantes de San Francisco con los que ganó dos veces la Serie Mundial.
Algunas semanas después, ese mismo año, Blanco se incorporó a los Tiburones en lo que muchos pensaban sería también su adiós en la Liga Venezolana de Béisbol Profesional. La realidad es que el plan de un «Último Baile», como está siendo promocionado el choque de este jueves, estuvo en los planes por un largo tiempo, pero no había podido concretarse debido a temas de logística.
«Todo surgió hace varias temporadas atrás. El tema complejo ha sido la logística, ya que no tenía pasaporte venezolano vigente y se me había hecho difícil poder ir», contó el mirandino, quien desde hace un tiempo se desempeña como Director de Operaciones de Béisbol en MLB. «Y solo tengo una pequeña ventana para poder estar en Venezuela por el trabajo que tengo con las Grandes Ligas. Se me hace muy difícil quedarme mucho tiempo en el país o ir en una fecha diferente», añadió.
Todo eso, por fortuna para el ganador del premio al Jugador Más Valioso de la LVBP en la temporada 2011-2012, logró solventarse hace poco.
«Esa logística se me hizo complicada a través de los años, ya que en Venezuela iba a ser difícil sacarlo (el pasaporte) en tan poco tiempo y pues, este año, pude hacer ese trámite por República Dominicana y conseguí hacer posible este último baile», continuó.
Ahora, a menos de una semana para una jornada especial en la que los Tiburones y el mismo jugador han invitado a los fanáticos a llenar el «Coso de Los Chaguaramos» utilizando la camiseta del equipo con el tradicional número «9» de Blanco, el toletero no puede evitar reflexionar sobre una carrera que lo ha llenado de grandes momentos, que siguen pasando por su mente con cada vez más frecuencia en las últimas horas.
«Muchos recuerdos me vienen a la mente cada vez que pienso en que voy a estar otra vez con La Guaira, portando mi franela con el número 9, y con toda esa fanaticada apoyándome», admitió. «De verdad son gratos recuerdos todos los que me vienen a la cabeza con cada día que pasa y se acerca más la fecha de poder estar con todos».
¿Algún recuerdo en particular que sea más persistente que el resto en sus viajes por la cabeza?
«El poder jugar una final con Tiburones y estar tan cerca del campeonato es uno de ellos», reconoció Blanco. «Y el otro sería mi primer hit en la LVBP».
En 10 años de experiencia en las Mayores, seis con los Gigantes y el resto entre Bravos, Cascabeles y Reales, el criollo no solo ganó un par de anillos del «Clásico de Otoño», sino que también ha experimentó otros momentos espectaculares, como cuando realizó una atrapada de cabeza en los jardines del Oracle Park para preservar el juego perfecto de Matt Cain el 13 de junio de 2012.
Pero para llegar hasta allá, Blanco sabe muy bien que jugar en Venezuela, con sus Tiburones, fue parte fundamental. Es un típico caso de saber que a donde has llegado es solo gracias a donde estuviste.
«Es increíble el poder estar otra vez donde todo inició y decirle a mi familia, compañeros, a la gerencia y a los fanáticos que muchas gracias por todo. Por estar conmigo en las buenas y en las malas. Eso significó mucho en mi carrera. Es algo que me hizo ser el jugador que fui y que soy hoy en día», expresó.
Y al final, a pesar de que Blanco no pudo cumplir el anhelado sueño de romper la sequía de títulos de los escualos durante todas sus campañas previas con el combinado, una idea lo golpeó de lleno este pasado miércoles. La posibilidad de agregar a su vitrina ese tan esperado anillo todavía está vigente.
Uniformado con La Guaira este jueves, si el equipo, comandado por Ronald Acuña Jr., Yasiel Puig y compañía, consigue acabar el maleficio en esta temporada, Blanco habrá formado parte oficial de la plantilla que volvió a bañar de gloria a la organización.
Quizás no fue como pensó que podría ocurrir hace años atrás, pero sí como lo piensa ahora.
«Guao, eso sería genial», señaló Blanco. «He podido lograr muchas cosas en mi carrera, incluido campeonatos mundiales. Pero ser campeón con La Guaira sería algo mágico», cerró.
EL DATO
Blanco se estrenó en la LVBP durante la temporada 2006-2007, en la que jugó 55 choques y registró una línea ofensiva de .317/.429/.426. En su zafra de MVP, conectó para un robusto promedio de .337, con un OPS de .998, 14 dobles, cinco triples, cuatro jonrones y 23 carreras remolcadas en 57 cotejos, en los que además se robó 18 bases.
En ese momento fue el primer jugador de los Tiburones en llevarse el galardón desde que lo hiciera Chris Jones en la campaña 2000-2001, pero abrió el grifo para que el combinado se quedara con el premio en tres de las siguientes cuatro zafras.