El polaco Robert Lewandowski fue el artífice del título 27 del Barsa | Foto: AFP

El cuadro catalán coronó en España gracias a una hermética zaga y a un ataque preciso

 

Especial Antonio Castillo 

 

Caracas.- Y finalmente el FC Barcelona lo hizo. Debieron transcurrir cuatro años en que la ausencia de Lionel Messi se transformó en una pesada carga, hasta que hoy el cuadro azulgrana logró reconquistar el título en la Liga Española de Fútbol, la más mediática del planeta.

De principio a fin el Barça fue el equipo más regular, el que con una delantera eficiente y la mejor zaga de su historia, se paseó sin titubeos a lo largo del agotador torneo.

Los fichajes fueron determinantes, ya que Xavi -su director técnico- pudo contar con una plantilla en condiciones, situación que no ocurrió en la anterior campaña, en la cual el dinero apenas alcanzó para pelear por meterse en Liga de Campeones.

Defensa inflexible
Hoy los catalanes cuentan hasta 27 las veces que han obtenido el título liguero, el cual conquistaron gracias a una regularidad que se construyó desde la defensa.

En efecto, fue la zaga la que contó con más jugadores que llegaron en el mercado de fichajes. Futbolistas de la talla de Jules Koundé y Andreas Christensen, quienes se convirtieron en titulares indiscutibles en un equipo que ya contaba con un seguro como Ronald Araujo y la brillante irrupción de Alejandro Balde.

Fue tan formidable el aporte de estos jugadores, que la retirada del controversial Gerard Piqué en plena temporada (en medio de la vorágine generada por su separación de Shakira) no hizo mella en los esquemas defensivos planteados por Xavi.

Y es que los catalanes firmaron números de récord, con una defensa que nunca había sido tan sólida en toda su historia. Así las cosas.

Para que se hagan una idea, apenas 13 goles en contra en sus primeros 34 partidos encajó el Barcelona esta temporada, mientras que sus artilleros, liderados por el polaco Robert Lewandowski, conseguían 64 dianas.

Una buena inversión
El FC Barcelona fichó a Lewandowski por 52 millones de euros por cuatro años, con una cláusula de rescisión de 500 millones, pero la verdad es que hasta los momentos ha sido una excelente inversión.

El ariete polaco que ganó el Balón de Oro cuando jugaba con el Bayern de Múnich, marcó 21 goles en esos primeros 34 partidos de LaLiga, para ser pieza vital en el título del Barcelona.

Desde la época del argentino Lionel Messi, los culés no contaban con un futbolista de esos que con su simple presencia en el once inicial, hiciera temblar a los rivales, y ese es Robert Lewandowski, un delantero incisivo, capaz de concretar -sin edulcorados desplantes- los goles más decisivos.

Sin dudas que el FC Barcelona sacó de la chistera a un formidable argumento que lo hizo emerger sobre las cenizas dejadas por Messi en el Camp Nou.

La rentabilidad de la inversión quedó garantizada gracias al delantero de Varsovia, que pudo resolver unos encuentros que en el pasado inmediato no se ganaban. Así de simple.

En todo caso, este Barça de Xavi ganó a pulso el título de campeón de Liga, gracias a victorias por la mínima diferencia, triunfos que el Real Madrid –su gran archirrival- fue incapaz de capitalizar en buena parte de la temporada, sobre todo después del Mundial de Qatar.

Es cierto que el Madrid fue el primero que consiguió derrotar a los catalanes esta temporada, concretamente en la novena jornada de liga, poniendo así fin a una racha de siete victorias consecutivas, cadena que igualó más adelante, entre las jornadas 16 y 22.

Pero en realidad fueron muy pocos los equipos que le plantaron cara al cuadro de Xavi, entre ellos el Rayo Vallecano del entrenador Andoni Iraola, que fue el único al que el Barça no pudo vencer en sus enfrentamientos de esta temporada.

Y finalmente hay que hablar de Xavi, el principal artífice del resurgimiento del Barcelona, que pudo echar a andar un proyecto ambicioso. Si bien el equipo no alcanzó niveles de virtuosismo de otras épocas, el entrenador nacido en Tarrasa hace 43 años pudo inculcar a sus jugadores la intensidad necesaria, aún sin balón, y eso lo agradeció la afición culé esparcida en todos los rincones del mundo.