Yasiel Puig es el principal artillero de los Tiburones | Foto: Alejandro van Schermbeek

Los Tiburones de La Guaira cuentan con un equipo capaz de acabar con 38 años de sequía

 

Especial Antonio Castillo

Caracas.- Han transcurrido 38 largos años desde que los Tiburones de La Guaira obtuvieron su último título en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, tiempo en la que dos generaciones de aficionados litoralenses han vivido más decepciones que glorias en la pelota local, pero esgrimiendo siempre con optimismo la manida frase ¡este es el año! .

En esa temporada 1985-1986 los Tiburones se hicieron de su última corona al vencer a los Leones del Caracas en una final que se alargó al máximo de siete juegos y gracias al tremendo desempeño de un teamwork integrado por los criollos Oswaldo Guillén –hoy manager de la divisa-, Norman Carrasco, Gustavo Polidor, Alfredo Pedrique, Argenis Salazar, Raúl Pérez Tovar, Antonio Córdova, el panameño  Omar Moreno y el estadounidense Daryl Boston, todos bajo la dirección del manager cubano José Martínez.

En esos inicios de la década de los ochenta, La Guaira fue el equipo más exitoso del circuito, gracias a la visión de su propietario Pedro Padrón Panza, quien pudo reforzar al equipo con peloteros foráneos de primera línea.

Por ejemplo, Omar Moreno, quien fungía como jardinero derecho de los escualos, era un veterano con 11 temporadas en las Grandes Ligas, en las cuales se robó 470 bases.

Por su parte, Daryl Boston, el leftfielder de aquel equipo guaireño, era uno de los peloteros más prometedores de los Medias Blancas de Chicago, equipo con el que disputó seis temporadas (de 1984 a 1990), bateando globalmente para .272 antes de pasar a los Mets de Nueva York, Rockies de Colorado y Yanquis de Nueva York.

Los Tiburones volvieron a la final en la temporada siguiente (1986-1987), de nuevo ante los Leones del Caracas, pero en esta ocasión las cosas resultaron totalmente diferentes, ya que los melenudos cobraron venganza al barrerlos (4-0) en la final, cerrando la serie con un no hit no run de Urbano Lugo jr en el cuarto y último partido.

 Desde entonces La Guaira no pudo clasificar a la fase decisiva, salvo en la temporada 2011-2012 (guiado por el triple coronado Alex Cabrera) en la que cayeron 4-2 ante los Tigres de Aragua; y en la anterior zafra (2022-2023) en la que sucumbieron en seis juegos ante los Leones.

Durante todos esos años de decepciones y fracasos, siempre se ha escuchado el clamor guairista de ¡este es el año!

Este año sí

Sin embargo, en la presente zafra las cosas parecieran ser diferentes, ya que los Tiburones insurgen como favoritos en la final, avalado por una ofensiva impresionante y un pitcheo realmente hermético.

Ya ningún aficionado guairista recuerda que el equipo apenas consiguió llegar a la final dos veces en los últimos 38 años. Eso es cosa del pasado y lo que importa es el hoy y el ahora.

Y ¿quién duda que los Tiburones son favoritos? Con un feroz perfil de ataque liderado por el cubano Yasiel Puig, quien en sus primeros 45 turnos en el round robin bateó tres cuadrangulares y empujó nueve carreras. Ya en la ronda regular el artillero de Cienfuegos había sacado del parque hasta diez pelotas en apenas 25 juegos.

También el criollo Franklin Barreto se ha soltado a batear en la semifinal, exhibiendo un promedio de .393, con cuatro bambinazos y diez rayitas producidas en sus primeros once juegos en esta fase.

Completan un lineup de lujo el brasileño Leonardo Reginatto (.317 con 13 indiscutibles), el refuerzo Luis Torrens (12 impulsadas), Wilson García (.378, 10 fletes y 17 inatrapables), Miguel Rojas (.375 en seis juegos), Maikel García (.311, cuatro dobletes y 10 empujadas) y Danry Vásquez (10 hits y nueve remolques), todos ellos en los primeros 11 partidos del round robin.

Aparte, el pitcheo se ha visto sólido con el resurgir de Junior Guerra, más los aportes que han logrado Emilker Guzmán, Jojanse Torres, Arnaldo Hernández, Angel Padrón, Ricardo Pinto, Luis Martíne, Elvis Araujo y Tiago Da Silva.

Por donde quiera que se mire, los Tiburones de La Guaira son una aceitada maquinaria, que bien podría acabar con estos 38 años de sequía. En todo caso pareciera que ¡este es el año!