Carlos Alcaraz ratificó en Wimbledon su status de Número 1 | Foto: AFP

Carlos Alcaraz emerge a sus 20 años como el genuino heredero del zurdo de Manacor

Antonio Castillo | AVS Photo Report.

Caracas.- “Hay que ser fiel a uno mismo, sin miedo”, así lo asegura el nuevo fenómeno de la raqueta, Carlos Alcaraz, pero es más fácil decirlo que sentirlo desde las entrañas. Y es que no es sencillo eso de enfrentar a Daniil Medveded y Novak Djokovic en sucesión sin sentir temor, sin que las mariposas revoloteen en el estómago.

Pero Alcaraz pareciera estar vacunado contra el miedo con unos anticuerpos macerados a punta de entrenamiento diario que, por lo menos en el césped del All England Tennis Club, hicieron su trabajo de manera perfecta.

¿Había dudas acerca de los antídotos a probar contra Djokovic? Por supuesto que los había, sobre todo después de la exhibición del serbio en París, donde semanas antes borró del mapa al adolescente español de la arcilla de Roland Garros.

Sin embargo, ante el inminente desafío británico, Alcaraz se fue encariñando poco a poco con el césped, primero en el torneo de Queen’s y luego en las rondas de Wimbledon, para finalmente mostrarse ante Djokovic como una auténtica y real amenaza.

El incontestable 6-1 que le asestó el balcánico en el primer set hizo sonar las alarmas y puso al descubierto las debilidades del antídoto empleado inicialmente por el joven murciano. Pero casi de inmediato puso en práctica su lema de batalla: “Hay que ser fiel a uno mismo, sin miedo”, y allí comenzó a escribirse la historia de Wimbledon.

Inicios en Murcia
Fue su abuelo Carlos quien le dijo “las finales no están para jugarlas, están para ganarlas”, pero fue su padre –también Carlos- quien le marcó el camino y supervisó su trayectoria al lado de los técnicos Carlos Santos y Kiko Navarro, miembros de la Real Sociedad Club de Campo Murcia.

Ya con 15 años y un talento fuera de lo común, su padre lo inscribió en la academia de tenis de Juan Carlos Ferrero, ubicada en la localidad de Villena, en Alicante.

Poco a poco llegaron los éxitos y con ellos fueron incorporándose más personas al entorno del hoy rey de Wimbledon, tal es el caso de Antonio Martínez Cascales, quien funge como su mentor, Albert Molina su manager, Juanjo Moreno y Sergio Hernández sus fisioterapeutas, Juanjo López su médico particular, Alberto Lledó su preparador físico, su psicóloga Isabel Balaguer, y por supuesto, Juan Carlos Ferrero.

En sus tiempos libres juega con ellos ajedrez e incluso se atreve a pegar pelotas de golf, disciplina en la que muestras finos destellos. Es más, recientemente jugó en Londres con el profesional español Sergio García, tratando de despejar un poco la mente de tanto tenis.

En cuanto a sus comidas preferidas menciona al sushi, aunque también es fanático de una buena pasta con crema de cacao puro, dátiles y aceite de oliva.

Así es Carlos Alcaraz, un joven que se divierte además con sus hermanos Alvaro, Sergio y el menor Jaime, siempre bajo la atenta mirada de sus padres Virginia y Carlos. Y es que para el flamante campeón del Abierto Británico, la familia es lo que más valora.

Lo que viene
“Ahora me vuelvo a Murcia a ser un chico normal”, dijo tras imponer su juego en Wimbledon, donde cercenó la impresionante racha de 34 partidos ganados consecutivamente que tenía Novak Djokovic durante los últimos diez años.

Pero será por poco tiempo, ya que deberá regresar a los entrenamientos en la academia en Villena para luego afrontar la gira norteamericana sobre superficie dura.

Carlos Alcaraz entra ahora en otra dimensión deportiva. Quiere brillar en las canchas estadounidenses y revalidar su título en el US Open. «Creo que puedo ganar en todos los torneos que juegue», dijo sin falsas modestias “el nuevo Rafael Nadal”.