
Wilfredo Tovar fue el héroe ofensivo del último juego del Caracas | Foto: Alejandro van Schermbeek
Antonio Castillo
El mejor juego de la temporada (III)
El domingo 22 de diciembre los Leones del Caracas le dieron a su fanaticada el mejor regalo de Navidad, al protagonizar el juego más emocionante de la temporada en el Monumental Simón Bolívar.
Atrás quedaron dolorosas derrotas, jornadas aciagas repletas de frustración, gracias a una épica victoria, de esas que mi madre (acérrima magallanera) siempre sacaba a relucir.
“El Caracas es peligroso hasta el último out”.
Pues bien, ese 22 de diciembre pasado, llegaron los Leones al Monumental con el agua al cuello, luego de perder cuatro juegos seguidos (dos ante Bravos y dos frente a La Guaira), los que hicieron que el récord melenudo desmejorara hasta 26-30.
Así las cosas, todo se decidiría en juego extra ante unos Tiburones que lucían exultantes después de las últimas dos victorias.
Y se dio la voz de play ball. El derecho Erick Leal, quien había llegado desde el Magallanes con bombos y platillos, fue el encargado de abrir por el Caracas y nada más en el primer inning le anotaron tres carreras que presagiaban una larga noche.
Con tres tiburones en bases, Leal forzó la primera en las piernas de Alcides Escobar, y Tomás Telis empujó las otras dos del capítulo con sencillo.
Enseguida traté de comunicarme con mis panas caraquistas y todos –casi al unísono- me contestaron, ¡yo no estoy viendo esa vaina!
Leal se recompuso y pudo sacar dos ceros seguidos, pero en el cuarto volvió con su inconsistencia, y los litoralenses marcaron tres más, la última producto de cuadrangular de Luis Matos ante el relevista Ricardo Rodríguez. 6-0.
En el quinto el score escala hasta un peligroso 7-0, cuando el relevista Joshua Cornielly permite un doble impulsor de Franklin Barreto.
Todo parecía sentenciado, pero la garra caraquista comenzó a fluir, generando un vago optimismo.
El zurdo cubano Yoenis Yera, con 35 años a cuestas, había dominado al Caracas en los primeros cuatro innings, pero en el quinto las huestes de José Alguacil comenzaron a sublevarse con tres carreras, dos de ellas impulsadas con sencillo del inextinguible Wilfredo Tovar. 7-3.
“El Caracas tiene vida, anotó tres en el quinto”, dije. ¿Todavía estás escuchando ese juego? Tú si eres bravo. Me respondieron al teléfono.
Otras tres marcaron los Leones en el cierre del sexto ante los relevistas Oddanier García y Pedro Ávila, gracias a incogibles impulsores de Liván Soto, Wilfredo Tovar y Gabriel Lino. 7-6.
Ya los guairistas no estaban tan confiados y un rictus de pánico se asomaba en sus rostros.
Y llegó el octavo, donde otro trío de rayitas, impulsadas por doble de Wilfredo Tovar, sencillo de Gabriel Noriega y rolling de Orlando Arcia, hicieron estallar de alegría los graderíos. Parecía imposible, pero los Leones ganaban 9-7 tras una recuperación sensacional.
El rostro de Oswaldo Guillén, quien en la víspera se había encarado con José Alguacil, haciendo que se exacerbaran los ánimos, era simplemente un poema. La derrota estaba sentenciada. Los campeones estaban eliminados.
¡Caraquistas Forever!