
Sophie Kumpen fue determinante en la carrera de su hijo Max | Foto: Twitter
Curtidas en el deporte, han sabido inculcarle a sus hijos disciplina y pasión
Especial Antonio Castillo
Caracas.- Para nadie es un secreto que las madres juegan un papel fundamental en el desarrollo de sus hijos, en ese día a día en el cual tratan de formar, dirigir y conducir a sus vástagos por el camino correcto. A veces el camino es tortuoso y las metas trazadas no se cumplen, pero en la mayoría de las veces no es por culpa de las madres, quienes lo intentan todo, incluso por encima de sus fuerzas.
Esta especie de marco referencial, de presentación genérica tiene que ver con el hecho que este domingo es el día de esas sacrificadas mujeres que lo dan todo sin exigir nada a cambio. Un día muy especial, sobre todo si esas madres son o han sido deportistas élite y han criado a sus hijos bajo ese riguroso concepto de la competencia propiamente dicha.
Bajo esta visión tenemos a Sophie Kumpen, la madre de Max Verstappen, bicampeón mundial de la Fórmula 1 y actual líder del campeonato de 2023, quien está claro que la influencia de su mamá fue decisiva a la hora de decantarse por el automovilismo.
Es cierto que su padre, Jos Verstappen, expiloto de F1, fue determinante en su desarrollo como piloto aguerrido, que no teme a asumir riesgos, pero Sophie Kumpen le inculcó disciplina y constancia, la misma que tuvo en su época de piloto.
En efecto, Sophie Kumpen, nacida en Hasselt, Bélgica, en 1975, fue una aventajada volante que tiene historia en el deporte motor, específicamente en el karting, llegando incluso a competir con figuras masculinas que más tarde se integrarían a la F1, como Giancarlo Fisichella, Jenson Button, Jarno Trulli y el propio Christian Horner, jefe de la escudería Red Bull.
Kumpen llegó a compartir equipo con Jenson Button, el campeón del mundo en 2009, quien en el podcast oficial de la F1 destacó el talento de su excompañera: «Sophie, la madre de Max, era una fantástica piloto. Cuando corría en karting en 1995, ella era mi compañera. Vi cómo pilotaba, sé que era muy buena».
Por su parte, Christian Horner también habló del talento de la expiloto belga:
«Competí contra ella en 1989, en el Mundial Junior de Karting. En aquella carrera había pilotos con mucho talento, como Jan Magnussen, Jarno Trulli, Giancarlo Fisichella o Dario Franchitti. Y ella estaba entre los diez mejores pilotos del mundo, sin duda».
Sophie comenzó a competir en el karting a los 11 años, y con el tiempo se convertiría en uno de los talentos más destacados dentro de la categoría.
Ganó dos títulos nacionales en Bélgica y con 16 años, finalizó novena en el campeonato del mundo en la categoría Formula A, en 1991; un año más tarde fue vigesimosexta, superando a colegas como Giancarlo Fisichella.
Del tenis al beisbol
La alemana Steffi Graf es otra madre que supo inculcarle a su hijo Jaden Gil el amor por el deporte.
Casada con el también extenista Andre Agassi desde 2001, puso todo su empeño para formar a Jaden, quien hoy con 21 años y 1,91 metros de estatura escogió el beisbol y es uno de los lanzadores más sólidos de la Universidad del Sur de California (USC).
Se estima que Jaden sea incluido en el Draft de las Grandes Ligas, proceso que se retrasó al verse sometido a una operación de codo.
En todo caso, el joven pitcher tomó su propio camino, alejado de las canchas de tenis, lo cual fue un alivio tanto para Graf como para Andre Agassi, quienes no querían que su hijo sufriera los sacrificios del tenis.
Entretanto, Gry Marita Braut disfruta de las hazañas de su hijo, el goleador del Manchester City, Erling Haaland, figura indiscutible del fútbol mundial.
Pues bien, Gry Marita Braut tiene en su palmarés deportivo el haber sido campeona noruega del heptatlón, y en este sentido inculcó en su hijo la pasión por el deporte, asegurándole que mientras más sacrificios, la retribución sería aún más provechosa y satisfactoria. Y así ha sido.
«Bateo más que tú»
Gregoria Torres fue sin dudas la influencia más determinante en la carrera de su hijo Miguel Cabrera, próximo a ingresar al Salón de La Fama de las Grandes Ligas.
Gregoria forjó su propio nombre en el diamante como miembro de la selección venezolana de softbol femenino y de distintos combinados estatales de Carabobo, Aragua y Lara, por lo que Miguel creció admirándola, soñando con el día que pudiera batear como ella.
“Siempre me decía que bateaba más que yo”, dijo Cabrera en su momento con una gran sonrisa en su rostro.
Por su parte, “Goya” aseguró que la historia cambió.
“Ahora no, ahora batea él más, porque meter 3,000 hits hay que tener corazón, eso no es fácil. Ya no se lo digo. Es que nadie le puede decir eso. Ya no se le puedo decir”.
“Antes sí, a cada momento se lo decía, que yo bateaba más que él, que yo era mejor que él, cosas así, pero lo hacía más que todo para motivarlo, y a él le gusta eso, él se alegra. Cuando uno le habla así, él saca su sonrisa, se alegra. A él le gustan esas cosas”.