Estadio Monumental Simón Bolívar final República Dominicana vs Venezuela | FOTO: A van Schermbeek

Antonio Castillo

IG. @elleonatico   @antoniocastillo559

 

LEONATICOLA
Y como por arte de magia… cesaron las colas

 

Es un hecho que la Serie del Caribe Gran Caracas 2023 resultó un “Suceso Monumental”, tal como titulamos la reseña principal del semanario anterior.

El título 21 logrado por los Leones del Caracas en la LVBP tuvo como colofón un espectáculo jamás logrado en los 74 años de historia del Clásico. Eso es indudable.

Pero fue un evento que viajó más allá del mero trámite deportivo, involucrando prácticamente a todos los sectores de la sociedad.

Unos, tratando de apoyar a su equipo, otros, embargados por la novedad de un estadio con características similares a los de Grandes Ligas, lo cual se tradujo en llenos espectaculares que superaron los 34 mil espectadores por confrontación.

Mónica fue una de las que llenó las dos variantes anteriores. Como caraquista de siempre, quería darle un espaldarazo a su equipo, y también ansiaba conocer ‘in situ’ la modernidad del primer mundo, plasmado en el estadio Monumental Simón Bolívar.

Es así que salió de su trabajo en Chacao más temprano que de costumbre y en su carrito de cuatro cilindros se montó en la autopista hacia los predios de La Rinconada.

No había llegado a la altura de los estadios de la Ciudad Universitaria cuando se atascó en el tráfico vehicular. La falta de aire acondicionado le aceleró el stress, ya que la voz de playball del juego entre los Leones y los mexicanos Cañeros de Los Mochis se acercaba dramáticamente.

Finalmente pudo llegar. Como pudo estacionó su carrito en las cercanías de El Poliedro y enfrentó la cuesta hacia el estadio, al lado de miles de personas que parecían ir de peregrinaje hacia La Meca, o más cercano, en la procesión de La Divina Pastora.

Ya en el estadio se sintió realizada. Si bien el juego ya iba por el tercer inning, el calor de la gente y el bello escenario la transportaron hacia otros momentos felices vividos en sus 40 y tantos años. Una cerveza bien fría fue el clímax.

Pero no todo resultó bien. Los pitchers de los Cañeros maniataban la ofensiva de los Leones, razón por la cual Mónica decidió volver sobre sus pasos. Era el séptimo inning y el Caracas perdía 7-0, por lo que no hacía falta prolongar la odisea.

Bajó las escalinatas de “El Calvario” y al llegar a su vehículo ¡sorpresa! Estaba trancado por otros autos. No valieron sus reclamos hacia unos policías en la zona y debió esperar hasta la una de la madrugada para que llegaran los dueños de los carros y poder salir y enfrentar de nuevo la cola de regreso hacia su casa.

Pero como todo tiene su final, como entona el inmortal Héctor Lavoe, el sábado, tras decidirse la serie con el triunfo de los Tigres del Licey, todo volvió a la normalidad. Cesaron las colas como por arte de magia.

Eso sí, quedaron intactas las jardineras, el asfalto luce impecable –tanto en La Guaira como en Caracas-, las fachadas se ven debidamente pintadas, los árboles podados, los rayados en calles y avenidas relucen con su blanco perfecto, razón por la cual los venezolanos de a pie deseamos que la Serie del Caribe la monten todos los años en nuestro país. No importan las colas si después vamos a disfrutar de un país bonito, así como lo vieron mexicanos, dominicanos, panameños, colombianos, curazoleños, cubanos y boricuas.

¡Caraquistas Forever!