La asignación como custodio del tercer cojín le ha sido a Noriega más llevadera | Foto: Alejandro van Schermbeek

Rayner Rico | Prensa LVBP

 

Caracas.- Sorpresivo le resultó a Gabriel Noriega el cambio que lo llevó durante la temporada muerta desde Navegantes de Magallanes a Leones del Caracas. El trabajo realizado en el certamen 2021-2022 de la LVBP con los carabobeños, aunado al campeonato conquistado, lo hacían pensar que su cupo en la nave estaría asegurado, al menos por una zafra más. No ocurrió así.

El infielder entró entre las piezas canjeadas por los Eternos Rivales junto al lanzador Luis Rico y el patrullero Juan Infante por el también jardinero Romer Cuadrado y el campocorto Antonio Piñero.  Noriega llegó a la pretemporada melenuda con el objetivo de abrirse un espacio, cuando menos como un suplente, dentro de una nómina repleta de figuras establecidas y prospectos cotizados, tanto en Estados Unidos, como por la propia organización.

“En realidad no me lo esperaba (el cambio). Veníamos todos de una gran temporada, en la que conformamos un equipo muy completo, pudimos ser campeones. Pero como siempre pensamos todos, esto es un negocio. Ahora estoy aquí con el Caracas, les agradezco por haberse interesado en mí y espero poder ayudarlos a ellos ahora a ganar un título”, exclamó.

Una buena parte de la misión fue lograda. Y vaya de qué manera. Su nombre apareció en el primer lineup del mánager José Alguacil para la jornada inaugural de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional en su edición 2022-2023 y desde entonces, el mandamás no ha tenido argumento alguno para sentarlo.

Contra todo pronóstico, considerando la profundidad del plantel caraquista, Noriega se hizo perenne en la alineación diaria de Alguacil, amparado en una tórrida ofensiva, que lo tiene ahora mismo como uno de los mejores bateadores en todo el certamen y como baluarte del gran comienzo de los capitalinos.

Hasta antes de la jornada de este sábado, el oriundo de Maturín presentó una línea ofensiva de .358 AVG/ .370 OBP/ .585 SLG/ .955 OPS. Dichos números, a simple vista, se hacen aún más notables de lo que son, tratándose de un pelotero que siempre fue alabado por su defensa, antes que por su ofensiva.

En promedio, Gabriel Noriega se ubica tercero dentro de la manada caraquistas, solo por detrás de Freddy Fermín y José Rondón, con los mínimos de turnos considerados; mientras que es el octavo mejor paleador de un campeonato actual, en el que también está entre los 10 más prolíferos en slugging y OPS.

Gabriel Noriega ha jugado una gran tercera base para los Leones | Foto: Alejandro van Schermbeek

 

“La clave está en el trabajar duro. No desaprovechar las oportunidades. Llegué aquí y nadie tenía un puesto seguro. Voy a tratar de seguir así, con consistencia para mantenerme jugando todos los juegos que pueda”, señaló.

Otro de los aspectos que tienen ahora mismo a Noriega hecho en un jugador integral, es la fuerza que ha desarrollado durante los últimos años de su carrera y que ahora mismo lo tienen de igual modo localizado entre los mayores jonroneros del vigente torneo, con tres, igualado con sus compañeros Rondón e Isaías Tejeda y otros tantos más, solo superados por los cinco de Diego Rincones.

La muestra de poder del jugador de 32 calendarios de vida, si bien se hace llamativa porque en sus primeras nueve temporadas combinadas logró solo siete batazos de vuelta entera, en la pasada como magallanero pegó cuatro y este año en Ligas Independientes conectó nueve con el Lake County DockHounds de la American Association (independiente), su cifra más alta en un curso en toda su trayectoria como profesional.

Noriega tiene una explicación para esa “nueva” virtud que lo caracteriza. “Es fruto de la experiencia, sobre todo la que uno agarra aquí en la liga. Ya tengo varios años aquí, trabajando bastante en mi bateo, que considero era una de mis debilidades, aunque gracias a Dios ya siento que he aprendido mucho y alcanzado un buen nivel en cuanto a mi ofensiva. Cada vez que voy al home plate en mi mente no hay un pensamiento en que tengo que meter un jonrón. Solamente voy a tener buenos turnos y tratar de conectar la bola con contundencia”.

En la gestión de transformación, el monaguense no ha estado solo. Cuenta con un grupo de mentores de jerarquía, quienes lo han guiado para convertirlo en el Noriega que hoy en día tiene satisfecha a la exigente fanaticada caraquista, así como a toda la organización en general.

“Hay bastantes personas que me han ayudado en este proceso. Está Robert Pérez, Néstor Smith y el propio Ramoncito (Ramón Castro, actual coach de bateo de Leones), con el que estoy trabajando actualmente y lo hicimos mientras coincidimos en las menores de Reales de Kansas City en el 2015. Todos mis respetos y agradecimientos para ellos, por apoyarme y ser parte de lo que están viendo hoy día”, esbozó.

Aunque hasta este punto, todo lo descrito de Noriega se resume a su bate, naturalmente por lo sorprendente que ha sido su inicio, no se puede dejar pasar inadvertida la gran labor que está cumpliendo de igual manera con su guante.

Con el novato grandeliga Lenyn Sosa anclado como el campocorto indiscutible de Leones en las primeras de cambio y Wilfredo Tovar como segunda base inamovible, las posibilidades de conseguir un espacio en el cuadro se resumieron a la tercera base, una posición en la que había actuado en solo ocho juegos en Venezuela, 6 seis como titular.

Bajo esta condición, asumió la responsabilidad encomendada y no ha desentonado para nada, siendo incluso uno de los antesalistas más solventes de la LVBP hasta el momento, después de solo incurrir en solo un error en 43 lances totales, tras 121.1 innings. Realizó 13 outs, 29 asistencias e intervino en un par de jugadas de doble matanza.

“No es del todo un terreno desconocido para mí. Hubo un tiempo en las Ligas Menores en el que me querían hacer utility del infield y jugué como tres años tercera. Soy de los que piensa que el que puede jugar shortstop, puede jugar cualquier posición del cuadro. Bueno al menos tiene más facilidad. Aunque no he dejado de trabajar en mi defensa, porque si entiendo que los ángulos de los batazos son diferentes y hay que tener una reacción más rápida. Gracias a Dios me he sentido cómodo y he podido jugar limpio hasta ahora”, describió sobre el proceso de readaptación que ha tenido que atravesar.

La asignación como custodio del tercer cojín le ha sido a Noriega más llevadera, por el hecho de que al rededor tiene a un personal calificado para sustentarlo. Pues el cuerpo técnico selvático está compuesto en su mayoría, precisamente por grandes defensores de la antesala, como lo fueron en su momento José Alguacil, Lipso Navas, Oscar Salazar y el propio Castro.

Todos ellos son fundamentales actualmente para que no solo Noriega, sino todo el infield melenudo se presente como uno de los mejores de toda la contienda.

“Me han estado ayudando muchísimo. No solo en las prácticas, incluso en los juegos. Yo les digo que, si ellos piensan algo distinto a lo que yo tengo en mente, que me lo digan para yo moverme. La comunicación es muy importante en este tipo de situaciones y hasta ahora todo ha fluido muy bien con todos ellos”, dijo.

Para Lipso Navas, coach de banca, el éxito de su pupilo radica en la disposición que tiene de ser aconsejado, con todo y su vasta experiencia. “El mismo pelotero siempre ha sido receptivo con toda la información que se le ha brindado. Esa ha sido mi función con él, brindarle todos mis conocimientos sobre cómo posicionarse”, contó el otrora antesalista de Águilas del Zulia.

“Son varios los aspectos que hay que trabajar, aunque uno de los principales es enfocarse sobre todo en los dos primeros pasos cuando la bola es bateada. Anticiparse a lo que vas a hacer con ella cuando sale del bate. Lo decía mucho Luis Aparicio cuando jugaba. Conocer cuáles son las tendencias de hacia dónde choca la bola el que está en turno y ya eso te da una ventaja para posicionarte en el lugar indicado del terreno”, explicó Navas, sobre uno de los elementos en los que más ha hecho énfasis en su labor al lado de Noriega.