Las partidas de Pete Rose, Luis Tiant y Fernando Valenzuela dejaron un hondo vacío en el beisbol
Especial Antonio Castillo
Caracas, Venezuela.- El mundo del beisbol sigue conmocionado con el fallecimiento reciente de auténticas leyendas del diamante, tal es el caso de Pete Rose, Luis Tiant y Fernando Valenzuela, peloteros que llenaron páginas doradas en el libro de las Grandes Ligas.
A este trío, al igual que otros personajes, los rodeaba una especie de manto de inmortalidad, justamente por sus inolvidables gestas en los campos de pelota, razón por la cual, el impacto de sus desapariciones físicas golpeó lo más hondo.
A los amantes del beisbol no les pasaba por la mente que Pete Rose podría morir, lo mismo que Tiant y, más recientemente, Valenzuela. Eran prácticamente inmortales y así lo asumían sin saberlo en lo más íntimo, donde tenían un bien ganado puesto. Pero la realidad era otra.
La fría y descarnada realidad dejó a todos perplejos. ¡No puede ser!
En todo caso, este trío de portentosos peloteros calaron hondo, dejaron una huella indeleble, un vacío difícil de llenar y un importante legado para las generaciones futuras de grandeligas.
El Rey del hit
Peter Edward Rose nació en Cincinnati el 14 de abril de 1941 y desde muy niño fue empujado al deporte por su padre Harry Rose, quien en sus años mozos jugó fútbol americano semiprofesional. Atletismo, boxeo, fútbol americano y, por supuesto, beisbol, fueron las asignaturas que debió cursar el pequeño Pete antes de terminar la primaria.
Ya en secundaria, Pete Rose se apasionó por el beisbol y sin ser considerado un prospecto, fue firmado en 1960 por los Rojos de Cincinnati, organización que lo asignó a los Redlegs de Geneva, equipo de clasificación D, con el que bateó para .277 en 85 partidos.
En 1963, tras batear para .331 y .330 en las menores de Cincinnati, fue ascendido a las Grandes Ligas. En ese primer año bateó 170 imparables y fue designado Novato del Año de la Liga Nacional.
Al año siguiente incursionó en la pelota venezolana con los Leones del Caracas, con los que bateó para .351 en 44 encuentros, en los que anotó 41 carreras y empujó 19. Sin dudas, una sólida actuación.
Entretanto, continuó con su espectacular carrera en las mayores por 23 años más, instaurando la marca de 4.256 hits, con la cual dejó atrás el récord de todos los tiempos de la leyenda Ty Cobb, quien consiguió 4.191.
Al lograr la hazaña en 1985, el mismísimo presidente, Ronald Reagan, le llamó:
“Tu reputación y legado están asegurados. Pasará mucho tiempo hasta que alguien llegue a donde estás tú”, le dijo el mandatario estadounidense.
Siempre jugó con una gran intensidad, lanzándose de cabeza en las bases, gracias a lo cual fue apodado “Charlie Hustle”. Cuenta la historia que en un encuentro de pretemporada en 1963 contra los Yanquis de Nueva York, Rose recibió un boleto y corrió a toda velocidad hacia primera, lo que provocó que Mickey Mantle y Whitey Ford gritaran desde la banca: «¡Ahí va Charlie Hustle!». Este sobrenombre le acompañó durante toda su carrera.
En agosto de 1989, mientras Rose era el manager de los Rojos de Cincinnati, la MLB le impuso un castigo de por vida por haber cruzado apuestas en partidos de beisbol, lo cual determinó que no tuviera acceso al Hall de La Fama.
Sin embargo, ni siquiera esta dura sanción que le atizó el comisionado de la MLB, Bartlett Giamatti, pudo opacar la carrera de uno de los más grandes de todos los tiempos.
El Ciclón de Marianao
El 23 de noviembre de 1940 nació en Cuba Luis Clemente Tiant Vega, quien fue descubierto por el scout Bobby Avila cuando apenas contaba con 16 años.
Por 150 dólares al mes lanzó por los próximos tres años con los Tigres de México y los Cubans Sugar Kings, hasta que en 1961 firmó con la organización de los Indios de Cleveland.
Su debut en las Grandes Ligas ocurrió el 19 de julio de 1964, cuando enfrentó a los Yanquis de Nueva York, campeones de la Liga Americana, y a su estelar Whitey Ford. Entonces Tiant no se dejó intimidar y blanqueó 3-0 a los famosos Mulos, permitiéndoles apenas cuatro hits y recetando 11 ponches.
El incombustible derecho cubano jugó 19 temporadas (de 1964 a 1982) en las Grandes Ligas, período en el que vistió los uniformes de los Indios de Cleveland, Mellizos de Minnesota, Medias Rojas de Boston, Yanquis de Nueva York, Piratas de Pittsburgh y Angelinos de California.
Ganó 229 juegos y perdió 172, dejando una efectividad global de 3.30 y 2.416 ponches en 573 encuentros.
La temporada de 1968 es recordada como una de las mejores para cualquier lanzador. Entonces, Tiant -con los Indios de Cleveland- ganó 21 partidos, perdió nueve, lanzó 19 juegos completos, nueve blanqueos ―cuatro de ellos de forma consecutiva― y su efectividad de 1.60 fue la más baja de la Liga Americana en los últimos 50 años.
Además, Tiant se destacó en la LVBP, donde lanzó con los Industriales de Valencia, Leones del Caracas y Tiburones de La Guaira. Con los litoralenses le lanzó un juego sin hits ni carreras al Caracas, en la temporada de 1971-1972.
Un screwball letal
Fernando Valenzuela fue un auténtico fenómeno popular, además de leyenda del beisbol. No cumplía con los arquetipos de los lanzadores de entonces, ya que su voluminoso torso lo hacía ver en uniforme como un gordo y tosco pelotero. Además su poco ortodoxa forma de lanzar (windup), con los ojos entornados hacia el cielo, no le permitía ver la zona de strike.
Pero una vez que subía al montículo dejaba paralizados a todos, léase bateadores, público, periodistas y hasta compañeros de equipo.
Nació el 1° de noviembre de 1960 en Sonora, México, y desde muy chico se aficionó al beisbol, gracias a su potente brazo y gran facilidad para batear. En una entrevista tras una de sus numerosas blanqueadas, Valenzuela confesó que le iba bien como lanzador, pero lo que le gustaba realmente era enfrentar a los pitchers contrarios “hacer swing y batear”.
Y la verdad es que bateaba, y como muestra queda la temporada de 1990 con los Dodgers, en la cual promedió .304, producto de 21 hits en 69 turnos.
Con 17 años incursionó en el profesional con los Tuzos de Guanajuato y posteriormente fue firmado por la organización de los Dodgers de Los Ángeles, que lo subió al equipo grande en 1980, año en el que vio acción en 10 juegos, no aceptando carreras en 17.2 innings.
Allí comenzó la “Fernandomanía”, que tuvo su clímax en 1982, cuando ganó 19 juegos, dejó efectividad de 2.87 y registró 199 ponches con su famosa screwball o lanzamiento de tirabuzón.
“El Toro” fue Novato del Año y Cy Young en su estreno, ganó dos series mundiales, fue convocado siete veces al All Stars Game, y en total ganó 173 juegos, perdió 153, dejando efectividad de 3.54 en 453 juegos a lo largo de 17 temporadas con Dodgers, Angelinos de California, Orioles de Baltimore, Piratas de Pittsburgh, Padres de San Diego y Cardenales de San Luis.