Novak Djokovic ganó en París el único título que le faltaba | Foto: AFP

Los JJOO de París dejaron una estela de pasión deportiva, generada por atletas élite

 

Especial Antonio Castillo

Caracas.- Culminados este domingo los Juegos Olímpicos de París, varias individualidades pusieron su sello particular en esta magna cita deportiva que concitó a más de 10 mil atletas de todo el planeta durante 16 emocionantes días.

Atletas de envergadura colosal, tal es el caso del tenista serbio Novak Djokovic, el pertiguista sueco Armand Duplantis, el nadador francés León Marchand, o los estadounidenses Noah Lyles (Atletismo) y Simone Biles (Gimnasia).

En lo más alto
Dotado de una férrea personalidad –quizás labrada en la Guerra de Los Balcanes-, talento innato y una perseverancia a prueba de todo, el serbio Novak Djokovic lo logró en su quinto intento, añadiendo nada menos que el oro olímpico a su casi perfecto currículum tenístico.

Superó en un partido decisivo de altísimo nivel al español Carlos Alcaraz. Fue una brillante y agotadora final individual disputada en la arena de Roland Garros, en la que “Nole” se impuso con parciales de 7-6, 7-6 en dos horas y 50 minutos.

Con esta victoria, Djokovic se convirtió en el quinto tenista que posee lo que se conoce como el slam dorado («golden slam»), al ganar los cuatro Grand Slam del circuito ATP y un título olímpico individual. En ese exclusivo grupo figuran también Rafael Nadal, Andre Agassi, Steffi Graf y Serena Williams.

Lo mucho que significó este triunfo para Djokovic quedó patente de inmediato. Tras ganar el punto de partido, rugió de alegría, se arrodilló y abrazó entre lágrimas a su familia y a su equipo técnico.

Pronto sacaron una bandera serbia, y el jugador de 37 años –el más veterano en ganar una medalla de oro en individuales en unos Juegos Olímpicos– aún parecía temblar de alegría cuando regresó a su silla junto a la cancha. Fue el primer título que gana Djokovic en todo el año, pero posiblemente el que más deseaba.

«No podría estar más orgulloso y feliz», declaró Djokovic, quien ganó una medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008.

«Jugar para Serbia siempre ha sido mi máximo, mi verdadero placer, mi prioridad… Estoy muy orgulloso de formar parte de una élite de atletas que han conseguido ganar el oro para sus países en sus respectivos deportes».

Djokovic protagonizó en París una emocionante secuela de la victoria en sets consecutivos, en la cual tumbó en sucesión al australiano Matthew Ebden, al español Rafael Nadal, al alemán Dominik Koepfer, al griego Stefanos Tsitsipas y al italiano Lorenzo Musetti, antes de deshacerse de su “bestia negra”, Carlos Alcaraz.

«He tenido la gran suerte de ganar todo lo que se puede ganar en mi deporte, pero esto es algo diferente. Esto supera todo lo que he sentido en la cancha de tenis después de ganar grandes trofeos. Es una alegría increíble», dijo el campeón olímpico.

Un león en la piscina
Otro tanto sucedió con el francés Léon Marchand, quien se coronó como el indiscutible rey de la piscina en los Juegos Olímpicos de París, tras colgarse cuatro medallas de oro, la última en los 200 estilos con un nuevo récord olímpico.

Incluso el presidente de la República de Francia, Emmanuel Macron, asistió a la histórica actuación.

El galo logró batir el récord olímpico de Michael Phelps en la pileta de la Defense, con un tiempo de 1:54.00.

 “Nunca había nadado en un recinto con tanta gente, fue una locura ver esto y me aseguré de disfrutarlo cada vez que entraba en la piscina. Son momentos que recordaré por el resto de mi vida”, señaló el nadador francés de 22 años, que además de ganar los 200 estilos, se colgó la dorada en los 200 mariposa, 200 pecho y en los 400 estilos. Una proeza sin dudas.

Más y más alto
El sueco Armand Duplantis llenó a cabalidad las expectativas. Nadie, o en tal caso, muy pocas personas dudaban que no saliera del Stade de France con la medalla dorada colgada al cuello.

La incógnita planteada era si podría batir su propio récord mundial y lo hizo.

Las reseñas de todos los medios aseguran que su salto de 6,25 metros fue una mezcla de arte, belleza, técnica y frescura.

Nada más al caer sobre la colchoneta, Duplantis corrió alrededor del Stade de France, en busca de su novia Desiré Inglander, a la que le plantó un beso lleno de sentimiento. Sus amigos lo rodearon entre risas y sus padres lloraron con él.

Hasta sus rivales lo aplaudieron, rendidos a sus pies, ya que no fueron adversarios, sino  protagonistas de una hazaña histórica, de esas que hasta hace pocos años eran imposibles, ni siquiera de intentar.

Velocidad y perfección
El velocista Noah Lyles tuvo el privilegio de recuperar para Estados Unidos la corona de los 100 metros planos, 20 años después… por cinco milésimas

Lyles se convirtió en el hombre más rápido del mundo al vencer con 9,79 segundos en la centena al jamaiquino Kishane Thompson. Fue tan cerrada la definición, que se tuvo que resolver con la ‘foto finish’.

Por su parte, la también estadounidense Simone Biles confrontó inconvenientes en la barra de equilibrio y en la rutina de manos libres, pero aun así recuperó su sitio en la gimnasia mundial con tres medallas de oro y una de plata.

Cayó de la barra de equilibrio y el cuadrilátero de 12×12 metros, escenario de las rutinas de suelo, se le hizo pequeño ante su energía y velocidad, pero lejos de opacarla, la hizo ver más humana, más cercana a ese público que plenó la Pirámide de Bercy.