José Ángel Rodríguez | Prensa LVBP
Caracas.- Quien haya visto algún juego, sesión de bullpen o incluso, calentamiento de Erick Leal en las últimas tres temporadas de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional, sabía que la imagen del 22 de enero de 2022 no sería la última de él en una Gran Final. En esa fecha, salió del cuarto juego de la serie por el gallardete entre Navegantes del Magallanes y Caribes de Anzoátegui tras recibir cinco carreras limpias en dos innings y un tercio, castigado por las lanzas orientales. No fue una presentación acorde a su estirpe competitiva.
Un año y un día después de aquella noche en el Estadio José Bernardo Pérez de Valencia, en la que el navío remontó en par de ocasiones para igualar la disputa por el título a dos triunfos por bando, Leal comenzó a saborear su oportunidad de revancha individual en fases definitorias, esta vez, como adición de Tiburones de La Guaira en la refriega contra Leones del Caracas.
“Vine a aportar mi mejor versión para ese título que tanto desea la fanaticada guaireña” dijo con la seguridad que le caracteriza, antes del primer careo en el Estadio Universitario, ataviado con los colores de La Guaira. “Me sentí muy bien con el recibimiento. Fue muy acogedor. Me sentí respaldado. Vengo de quedar campeón el año pasado y sé que este año Tiburones tiene muchas esperanzas puestas en lograrlo. Yo quiero ser parte de eso”.
Visto en números, Leal es el Sumo Pontífice de los lanzadores en la pelota rentada local desde el certamen 2020-2021, cuando fue electo Pitcher del Año. Desde entonces, es absoluto líder en innings lanzados (147), ponches (104) y victorias (17), además de tener la mejor efectividad (3.12) entre los serpentineros con al menos 80 entradas de labor en el lapso, de acuerdo a los resultados de una búsqueda realizada en el motor de PelotaBinaria. Su consistencia ha sido tal, que ha figurado como finalista al premio “Carrao” Bracho en cada una de las recientes tres zafras.
Pero visto en actitud, lo del valenciano de 27 años de edad, alcanza otra dimensión. Contados deben ser los pitchers que llaman a los cátchers de bullpen, trainers y técnicos en la víspera de Año Nuevo, no para los acostumbrados deseos de abundancia, sino para trabajar en un parque de pelota, pero Leal lo hizo esta campaña. Tampoco debe ser muy larga la lista de escopeteros que, quizás inspirados por el espíritu del personaje Rocky Balboa, con el Eye of the Tiger como banda sonora, suban y bajen los escalones de un feudo, desde la última fila de un costado de las tribunas, hasta quedar de frente al Palco de Prensa, detrás del home, ida y vuelta, como se le vio hacerlo en esta contienda en el recinto de La Michelena.
“Todo lo que yo hago en la preparación entre juegos es lo que me ha llevado al éxito”, aseguró el monticulista que encabezó la ronda eliminatoria en guillotinados (41), fue colíder en triunfos (7) y tercero en promedio de carreras limpias (3.70). “Estar de finalista (al Pitcher del Año) por tercera temporada consecutiva fue un orgullo para mí. Un logro personal que me hace levantarme a trabajar, a hacer mis cosas extras. Yo sigo enfocado en hacer lo mejor siempre, y espero demostrarlo el jueves”.
El jueves, es el día marcado en el calendario para que Leal suba a la loma del parque académico. Aunque mucho antes de ese momento, ya trabaja su plan. “En lo primero que debo concentrarme es en hacer mi bullpen rutinario antes de que me toque lanzar. Perfeccionar mis pitcheos, ejecutarlos de una mejor manera, para tener la oportunidad de ganarle los turnos a los bateadores”, mencionó.
En la 2022-2023, contando temporada regular y Round Robin, el diestro tiene foja de 1-1 contra la manada capitalina, con elevado promedio de carreras limpias de 7.15 en 11 entradas y un tercio, en tres aperturas. Aunque en el medio, tuvo una excelsa labor de seis episodios en blanco, con solo par de hits admitidos, el pasado 7 de enero.
“El (último) día que le lancé a Leones (7H y 4 CL en 3 IL), yo venía de lanzarle tremendo juego en casa, en el Estadio José Bernardo Pérez, pero la pelota es redonda. A veces tenemos el día nosotros, y otras veces ellos. Ellos salieron a hacerme swing de manera agresiva y le salieron las cosas. Dejé dos o tres pitcheos por ahí pagando, y me la devolvieron con jonrón. Tienen su crédito, son buenos bateadores”, describió.
Hay jugadores que dan la impresión que se transforman cuando traspasan la línea de cal, que son otros una vez entran en juego, mutando a un espécimen superior. Leal no es ese caso. Porque él siempre es el mismo, no le hace falta pasarse el chip. Cuando lanza, practica o habla, pareciera que solo vive para ganar y destacar. No basta solo con ganar, o solo con destacar. Ambas deben ir de la mano. De lo contrario, sería capaz de escalar montañas en lugar de tribunas para lograrlo.
“Mi forma de jugar a veces es muy criticada por los jugadores, pero pienso que cuando esté en el montículo siempre daré lo mejor de mí. Yo estoy sumamente concentrado en lo que tengo que hacer, para mí no hay rival pequeño ni grande”.