MINNEAPOLIS – Cuando Pablo López llegó al Target Field antes de su apertura en el Juego 1 de la Serie del Comodín el 3 de octubre, en la que terminó ayudando a los Mellizos a romper una seguidilla de 18 derrotas seguidas en playoffs, lo hizo visitando la camiseta del héroe de su infancia: Johan Santana.
López ha traducido esas buenas vibras al terreno, en donde ha brillado en la loma de Minnesota en la postemporada. Pero fue el propio Santana quien alimentó ese buen momento el martes por la tarde.
Santana se disponía a hacer el pitcheo ceremonial antes del Juego 3 de la Serie Divisional de la L.A. hacia su compañero de batería de siempre, Joe Mauer. Los Mellizos le pidieron que fuera López quien le llevara la bola a Santana, para el lanzamiento ceremonial.
Pero Santana alzó su mano para detener a López a medio camino. Eso le otorgó la pausa necesaria al oriundo de Tovar para quitarse la sudadera que tenía y revelar la camiseta de López que estaba usando, devolviéndole el gesto a su compatriota.
López se volteó hacia el dugout con una sonrisa en su cara, sin poder creer el momento, mientras Santana señalaba hacia el número de López.
“Es lo mínimo que puedo hacer”, expresó Santana. “Es un gran lanzador. Es un gran ser humano. El solo hecho de tener la oportunidad de compartir este momento con él y con los fanáticos es genial”.
Desde el momento en el que López llegó a la organización en un cambio en el receso de temporada, que llevó al también venezolano Luis Arráez a los Marlins, el monticular siempre ha expresado lo importante que era para él vestir el mismo uniforme que en algún momento utilizó su ídolo.
“Cuando hablé con él [en el Clásico Mundial de Béisbol] sobre todo esto, y lo importante que fui para su carrera, significó mucho para mí”, dijo Santana. “No hay nada que pueda hacer, sino estar agradecido por todo esto”.
Do-Hyoung Park está a cargo de la cobertura de los Twins para MLB.com.