Carlos Valmore Rodríguez | Prensa LVBP
Caracas.- Wilson García es jonronero por obligación. Cuando jugaba clase A recibió un ultimátum: “O empiezas a dar jonrones o no habrá más beisbol para ti”. Puesto en el disparadero, prefirió el swing de gradas, como el del tercer juego de la final entre sus Tiburones de La Guaira y los Leones del Caracas.
García, quien produjo 11 cuadrangulares la temporada anterior, solo pudo despachar dos leñazos durante la eliminatoria correspondiente a la campaña 2022-2023 del beisbol profesional venezolano. La fase regular fue un camino ripioso para el caraqueño nacido hace 29 años, con entradas y salidas del roster. El Round Robin sí lo recorrió por vía asfaltada: alineó regularmente y dejó .972 de OPS, con nueve remolcadas. Se ganó alinear a diario y así estaban las cosas hasta la reaparición de Ronald Acuña Jr. en la final.
Al quedar Acuña confinado a la casilla del designado, nadie salvaba a García de ver la final entre tres paredes. Los dos combates iniciales los miró sentado, hasta que la estrella de los Bravos de Atlanta anunció su retiro de la LVBP mientras discurría el segundo juego. García tomó su turno del noveno inning y luego ocupó su espacio dentro del lineup.
Como sexto del orden, vino al home en el cuarto inning del tercer careo para enfrentar al grandeliga de los Reales de Kansas City, Carlos Hernández, y sus balazos a casi cien millas por hora. Potencia, contra potencia, García se la sacó a Hernández y puso el marcador 3-0 a favor de los escualos. Ese partido le devolvió la vida a La Guaira y la posibilidad de ser campeón tras 37 años de martirio.
“Fue un turno que prendió al equipo, lo hizo confiar en la posibilidad de ganar y lo encaminó”, dice García sobre su bombazo entre el center-right del parque Universitario. “Me llena de orgullo darle un jonrón a Carlos Hernández, uno de los pitchers con más velocidad en la liga. Enfrentar a lanzadores así es bueno para uno porque agarras experiencia. Contra alguien así uno se pone más corto, piensas más en pequeño y buscas un buen contacto. Darle a cualquier recta es difícil. Imagínate una a cien millas”.
Néstor Smith, coach de bateo de los litoralenses, se encargó de mantener el swing de García enrutado mientras pasaba a la reserva con la irrupción de Acuña. Estaba listo al encarar a Hernández. De lo demás se encargaron las manos rápidas y fuerza natural del artillero ambidiestro, hecho para castigar rectas sin distingo de cuánto marque el radar. “Su poder es increíble”, comenta el instructor. “Y si detallas su swing, verás cómo le tira la cabeza del bate a la pelota. Nunca hace un swing flojo y espera que la bola le suba”.
La condición de slugger le fue impuesta a García en los albores de su carrera. Sus primeros 1.190 turnos como incipiente receptor de los Filis de Filadelfia solo contabilizaron nueve bambinazos. Aquel era un García chocador de líneas, quien se preciaba de ser bateador de promedio.
De haber seguido así, hubiese visto la final desde las tribunas.
“En clase A media di un solo jonrón (fueron tres en 421 veces). Vino un Spring Training y un coach, Rob Ducey (descollante importado de Cardenales de Lara a finales de los ochenta) me dice: ‘Ya no vas a ser más catcher porque vas a primera. Tienes dos opciones: o comienzas a dar jonrones o, lamentablemente, se te va a acabar el beisbol’. Le respondí: enséñame a ser un bateador de average que dé jonrones. No quiero ser otro pelotero de cuadrangulares o ponches. Me explicó que ya tenía contacto y, a partir de ahí, cambiaría mi forma de hacer el swing. Me mostró videos de Ken Griffey Jr. y Barry Bonds y aprendí a usar más las piernas, a no acostarme con mi cuerpo, a tener buen balance y caer siempre firme mientras buscaba un buen pitcheo. Al tiempo, fortalecía mi cuerpo con las pesas. Así comenzó el pelotero que soy hoy”.
El contador de jonrones empezó a rotar rápido. García despachó 13 leñazos durante 2017 en clase A fuerte, 23 en 2018 entre las filiales de los Filis y los Orioles de Baltimore, 18 durante 2021 al servicio de la la AA de los Rojos de Cincinnati y 24 el año pasado en AA con los Nacionales de Washington.
Ese proceso evolutivo transformó también al Wilson García de la LVBP. Solo pudo darle la vuelta al cuadro tres veces entre las zafras 2015-2016 y 2018-2019 con Águilas del Zulia y Cardenales de Lara. Eclosionó como cañonero con los Tigres de Aragua la contienda anterior, cuando se llevó la cerca 11 veces, segundo del ranking.
“No tuve mucha oportunidad de jugar cuando debuté con las Águilas del Zulia, hace siete temporadas. Solo agarré doce turnos”, se defiende García. “Me enfoqué en practicar para darle bien a la bola y dar jonrones de vez en cuando. Practiqué diariamente todo lo aprendido y ahora me sale natural”.
A pesar de los 11 mandarriazos en la 2021-2022, los Tigres de Aragua lo cambiaron a Tiburones de La Guaira junto con Ramón Junior García, Francisco Arcia, Eduardo Sosa y Daniel Montaño por José “Cafecito” Martínez, Teodoro Martínez y Jorgan Cavanerio. Con todo y los altibajos en la rueda eliminatoria, Wilson García se siente más satisfecho con relación al certamen anterior. “Mejoré mi average”, deja asentado. “Aquí siempre bateaba por debajo de .250 y este año subí a casi .280 (.276). Para mí es mejor porque ayudé a un equipo que el año pasado estuvo de último. Sí, di esos jonrones y tuve gran temporada (con Aragua), pero ¿qué se hizo con eso? ¿Dónde llegó el club? Además, he asimilado cosas nuevas con los técnicos de Tiburones”.
El solo hecho de vivir su primera final en la LVBP es ganancia para Wilson García. “Esos dos primeros días fuera del lineup me sentía ansioso por jugar”, reconoce. “Esperé mi chance y ahora disfruto cada vibra del estadio cuando somos home club y nos motivamos con la Samba y la alegría del fanático. Lo disfruto al máximo”.
Todas esas emociones han logrado borrar cualquier asomo de presión o nervios por ser el “sustituto” de Ronald Acuña Jr. “Estoy aquí desde el primer día y he recibido la confianza de los coaches. No tengo presión”, enfatiza. “Ronald es una súper estrella y quería ayudarnos, pero pasó lo que pasó. Yo volví al lineup. Eso es importante para mí. Y estoy ayudando a la novena. Este es el equipo que está desde el principio”.
Los Tiburones andan de plácemes con García. Durante los dos partidos con él como designado, batearon más y empataron la serie. García ha contribuido con dos dobles y un jonrón, pero también con presencia constante sobre las bases, como el García de sus comienzos. “Tuve que volverme un jonronero para adaptarme a un beisbol cambiante, con el cuadrangular como exigencia. Eso es lo que paga”, afirma, pragmático, Wilson García. Y paga bien, como pagó para La Guaira ese lineazo poderoso contra Carlos Hernández en un juego bisagra para Tiburones.