Antonio Castillo
IG. @elleonatico @antoniocastillo559
Arraigo y lealtad total por los Leones
Es un hecho que una vez que un importado juega con los Leones del Caracas crea una indisoluble relación con el club, que prácticamente dura toda la vida.
Así lo he podido comprobar a través de los años y en mis asiduas visitas al spring training en tiempos recientes.
A uno de los primeros que contacté en este sentido fue a Ron Gardenhire, en medio de un juego de exhibición de los Mellizos de Minnesota.
¿Cómo olvidar a los Leones? me dijo, no sin antes mostrar una luminosa sonrisa en el dugout del Hammond Stadium, en Fort Myers.
Gardenhire jugó con los Leones en la temporada 1981-1982, siendo pieza fundamental en el título conseguido entonces por los melenudos.
Con 24 años de edad era prospecto de los Mets de Nueva York, con los cuales había jugado 27 encuentros en 1981, bateando para .271 de average (de 48-13), actuando básicamente como shortstop y camarero.
Aquí en Venezuela actuó como segunda base y en 45 partidos en la ronda regular bateó para .291 (de 175-51), con siete dobles, un triple, 24 anotadas y 18 producidas.
Ya en la postemporada generó un promedio de .278 (de 18-5), pero en la final ante Cardenales de Lara se lució conectando para .400 (de 20-8), con un doble y un cuadrangular, el único que logró en Venezuela.
Luego pude hablar con el cubano Dagoberto Campaneris, quien estaba en un festival de autógrafos en Clearwater, al lado de Lee Smith y Gaylord Perry, entre otros.
¿Te acuerdas de los Leones del Caracas? de inmediato mostró una sonrisa socarrona y cómplice, que aún permanecía tatuada en su rostro cuando me despedí tras un fuerte apretón de manos.
Dagoberto Campaneris forma parte de los íconos en lo que a importados de los Leones se refiere. Jugó con los capitalinos en las temporadas 1965-1966 y 1972-1973, zafra ésta en la que colaboró en la obtención del título.
En su debut en Venezuela, con apenas 23 años, bateó para .333 (de 237-79), con once dobles, cinco triples y un jonrón; anotó 22 y empujó 31 en 61 partidos como campocorto.
Venía de jugar Campaneris su primera temporada en Grandes Ligas con los Atléticos de Kansas City en 1964, la primera de 19 campañas en las que además vistió los uniformes de Atléticos de Oakland, Rangers de Texas, Angelinos de California y Yanquis de Nueva York, con los que se retiró en 1983 –con 41 años- bateando para .333 (de 143-46) en 60 encuentros.
Pero si vamos a hablar de relaciones indisolubles, apego y arraigo con la divisa capitalina, hay que hablar del cubano Félix Pérez, quien en su hogar en Miami se vistió con el uniforme de los Leones y con bate en mano disfrutó del último juego de la final de la LVBP ante los Tiburones de La Guaira.
“Vamos Harolito, vamos Harolito”, se le escuchó decir en un video antes de que el centerfielder del Caracas decidiera el juego con su jonrón. De inmediato Félix Pérez estalló en alegría, saltó y abrazó a su esposa. ¡Somos campeones! dijo antes de sentarse y echarse a llorar. Eso es lealtad y apego por una divisa. Gracias Félix por ser ¡Caraquistas Forever!